3/11/2010

4ª Feria de la Magdalena: "Así da gusto"





Informa: Patricia Rodríguez
Fotos: Antonio Casado www.burladero.com

Cuando en un restaurante no se recibe un servicio adecuado se pide el libro de reclamaciones; sin embargo, cuando en una plaza de toros el espectáculo no es del gusto del espectador la solución siempre se distancia de lo racional y deriva en pataleos, gritos e incluso amenazas de no volver a ninguna corrida en lo que queda de feria. Ayer la cosa ya se estaba poniendo fea. Tanto que más de uno le había puesto velas a la Lledonera y otros, por la cosa del tiempo, habían preferido llevar huevos a las Clarisas…


No sé si fue cosa de las citadas plegarias pero ayer pudimos ver la primera faena de cabo a rabo de la Feria. ¡Gracias Luque! Fue en el segundo de la tarde cuando la crispación generalizada se despejó al mismo tiempo que las dudas de algunos aficionados de porqué serlo. Desde los primeros lances con el capote Luque y el de Fuente Ymbro firmaron un contrato de colaboración. Con tales credenciales el de Gerena recibió de largo en los medios al colorao de 500 kilos y cuajó una tanda con la derecha con la que avisó de lo que iba a venir. Siguió en la misma línea ligando, gustándose, poniendo sentimiento en una faena madura para un torero muy joven. Cambió a la zurda donde selló buenos naturales. Estoconazo y primera puerta grande del ciclo. ¡Así da gusto!

El primero de Rubén Pinar se negó a firmar nada sin presencia de su abogado y le hizo ganarse a pulso la oreja. El albaceteño estaba dispuesto a salir a hombros junto a su compañero de terna y lo hubiera conseguido de no fallar con el estoque. Mostró tesón y ganas para conseguir llevarse al toro a su terreno y sacar así una faena meritoria.

A ambos les tocó bailar con la más fea en el segundo toro de sus respectivos lotes. Daniel Luque se recorrió tres cuartos de plaza intentando por todos los medios darle un pase en condiciones al manso animal y al no ser así optó por despacharlo. Rubén Pinar, por su parte, si logró sacar algunos pases a un oponente de las mismas condiciones que su hermano; sin embargo, mató mal.

Alejandro Talavante nos dejó a medias con el peor lote del festejo. A su primero le ejecutó una faena intermitente que no llegó a calar en los tendidos y con su segundo, en lugar de coger el camino ya asfaltado, se fue por otro lleno de matorrales y de ahí no pasó.

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