5/22/2013

4º tarde Feria Taurina de Santa Quiteria (Almassora): De vuelta al ruedo



La vuelta al ruedo fue ayer para el maestro Pepe Luis Vázquez; pero no sobre la arena de la plaza Mayor, sino sobre el albero de su Maestranza en forma de homenaje póstumo. En Almassora la vuelta al ruedo se la hubieran concedido al Núñez del Cuvillo de la peña El Trasto que formó un lío en la Vila similar a esos que debían montar Pepe Luis y Manolete cuando compartían cartel.

Pero a pie de calle, escenario de la Feria Taurina de Santa Quiteria, no hay pañuelo azul que valga -o naranja hablando en palabras mayores- para premiar a un toro. Mentiría si dijera que tampoco hay toreros, ni muletas, ni capotes. Porque, como se dice de las meigas, haberlos, haylos. ¡Ver para creer! Y si alguien no había visto las buenas cualidades de “Blanquito” durante su exhibición, la plaza Mayor se convirtió en un improvisado coso al final de su lidia con el novillero local Jonathan Varea como único espada. Una oportunidad que no desaprovecharon toro ni torero que, pañosa en mano, le probó la embestida con gran firmeza al de Cuvillo que humilló con clase al son de ‘olés’ y palmas.

La casta del astado, marcado con el número 227, salió a relucir desde que Borja, otro torero local pero de calle, ejerció de anfitrión a su salida. Recorrió las calles de la parte baja del recinto poniendo a prueba a los que se le cruzaban en su camino y volvió al punto de origen cumpliendo bien. Poco antes de encerrarlo, volteó a un aficionado en la calle Mayor que recibió un puntazo en el glúteo derecho y varios puntos en la cabeza.

“El temple no está en las muñecas, está metido en el corazón”, decía el Sócrates de San Bernardo, a quién hacer fácil lo difícil le valió ganarse el citado sobrenombre. Templanza demostraron El Pincho y César Palacios con el Luis Algarra que salió en segundo lugar. El astado, financiado por El Duro, T’Empujen, La Tregua, La Tabarra y El Racó –que celebraba ayer su 20º aniversario-, se movió bien por el recinto, permitiendo tocar pelo a caras habituales de Pamplona, y metió la cabeza cuando se le llamaba.

Huérfana se había quedado Sevilla tras despedir al torero que consiguió fusionar el arte de la Escuela Sevillana con la técnica de la Escuela Rondeña, y “Huérfano” era también el José Luis Pereda que abrió la tarde de ayer en La Picaora. Sin embargo, al número 11 lo adoptaron a su salida del cajón, una hora antes de lo habitual, “Raulillo” y “El Bicho” al alimón. El ejemplar respondió a los cites con nobleza ante la presencia de sus patrocinadores, La Pau, Bugs Bunny, Pensat i Fet, Amics, Més que amics, Om Blanch, Suso, Gandia y l’Engravà. A posteriori, se fue a la plaza donde se plantó en los medios.

EMBOLADA // El de la Finca El Grullo se ratificó durante la embolada y derrochó bravura a su paso. Ejerció magistralmente Borja de rabero, quién siguió al animal por las calles al igual que un amplio séquito atraído por el boca a boca. El de Cuvillo cogió sentido durante su exhibición nocturna, con peligrosas arrancadas, y no se amilanó ante nada ni nadie. Fue encerrado bajo aplausos y el orgullo de los que llevaban la camiseta lila de El Trasto.

Me pregunto cómo hubiera toreado Pepe Luis a "Blanquito"; aunque, salvando todas las distancias, Varea estuvo ayer en torero. A él le esperan muchas vueltas al ruedo en su carrera y quién sabe si también alguna Puerta del Príncipe.


2 comentarios:

alejandro segundo dijo...

Enhorabuena por tus cronicas,son siempre muy acertadas y con aires de antaño ,lo cual,al buen aficionado siempre gusta.Felicidades.

Patricia Rodríguez dijo...

Muchas gracias Alejandro!! Agradezco mucho tus palabras pero de nuevo me toca felicitaros a mí. Enhorabuena por el Cuvillo y por el merecido trofeo. Gracias!!

Patricia