Informa: Patricia Rodríguez
Fotos: www.elperiodicomediterraneo.com
Almassora, como París, era una fiesta. Lo hubiera escrito Hemingway si ayer el escritor estadounidense, enamorado de Pamplona y sus sanfermines, hubiera visitado el municipio de La Plana. Lejos de comparaciones con la vieja Iruña y sus fiestas, cierto es que Almassora volvió a ser digna de rebautizar su carrer Major como kalea Estafeta en la mañana en la que se materializó la recuperación del encierro de toros cerriles.
La larga espera, de tres años, se terminó tres minutos después de las 11.00 horas y los seis ejemplares de Albarreal cruzando la puerta de corrales. Tres minutos que se hicieron eternos para los componentes de las peñas El Caragol y Aficionats al Bou, que en año de aniversarios obraron un milagro no ajeno de contratiempos –el lote de San Martín anunciado en primer término tuvo que ser desestimado por un control sanitario- junto al Ayuntamiento de Almassora.
La agonía terminaba al tiempo que se desintegraban los miedos en un recorrido abarrotado: con el estruendo del cohete. Desde los corrales de la plaza de la Iglesia los presidentes de ambos colectivos, Quique Mollà y Juan Luis Marín, cruzaban los dedos mientras veían partir a Boceto, Fontanero, Meditado, Reñidor, Enfadado, Posadero.
Una partida pactada por la calle San Joaquín, en la que cuatro de los astados recorrieron los primeros metros junto a los cabestros y otros dos les siguieron más retrasados. Tras la reverencia de rigor de los de Albarreal al casal de El Caragol, los seis astados se arroparon hasta llegar al Raval. Allí, un pequeño traspiés de uno de los animales volvió a separar la torada, que se fue estirando por la calle Colón y tomar así la calle Mayor.
Balcones ‘sin billetes’ y camisetas de diferentes procedencias recibieron a los toros onubenses, que fueron guiados entre los riñones hasta la zona del Portal. Carreras ‘cum laude’ que se registraron desde la entrada de la calle, en la que tres de los astados se colocaron en fila india y se distanciaron de la manada. Huecos que no desaprovecharon corredores como el local Samuel Valero, el valenciano Sisco Bas o el albaceteño David Úbeda, que los acompañaron hasta la calle Riu. A las 11.07 minutos volvía a sonar el cohete con el parte de heridos limpio. Y la kalea volvía a ser carrer, pero con los deberes hechos.
EXHIBICIÓN // Pasado el mediodía, Ismael Lozano era el encargado de recibir al primer toro de las fiestas en la plaza Mayor. Al castaño de Albarreal, le siguió uno negro al que Hugo le insistió con la chaqueta a la rodada.
* La crónica en el Periódico Mediterráneo:
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