3/20/2009

5º Feria de la Magdalena: "¿En Castellón no hay fallas?"


Informa: Patricia Rodríguez


En Castellón no hay fallas, ¡vaya, vaya! Aunque tras la corrida de ayer más de uno no descarte la posibilidad. Venían los victorinos en exclusiva y, con todos mis respetos, la terna quedaba en un segundo plano. Ayer los protagonistas eran los toros, los toros güenos.

Güenos fueron segundo y sexto, más que eso tercero y quinto, con vuelta al ruedo incluida; mientras que el primero y el cuarto hubieran sido bien recibidos en cualquier falla de la capital del Turia donde gustosamente hubieran sido quemados en la noche de San José. Sino que le pregunten al Fundi.

No tenía confianzas plenas el público de lo que podía traer el ganadero tras los antecedentes de los últimos años. Pero ayer Victorino, Don Victorino, traía a lo mejorcito de la casa para celebrar su 80 cumpleaños. Tan seguro estaba de ello que nada más se abrió la puerta de chiqueros, el de Galapagar, en su barrera del 2, se encendió un habano y dijo aquello de: “senyor pirotecnic pot començar la mascletà”.

Aplausos a la salida del que abría plaza, un ejemplar de feas hechuras que le tocó en suerte al Fundi. Pronto se acabaron los aplausos al ver el comportamiento del cárdeno bragado de Albaserrada o más bien el del espada, que lo despachó rapidito y recibió los pitos de una afición entregada al hierro de la A coronada y que tildó de injustificable su comportamiento. Quería el de Fuenlabrada celebrar su santo como Dios manda, pero Sortijero no tenía ganas de celebraciones, ni antes ni después de los dos puyazos. Tanto le insistió el Fundi al negro entrepelao en que participara de la fiesta que, entre unas cosas y otras, le propinó un puntazo en la mandíbula. Mató de una estocada y recibió una oreja.

Pero antes de eso el público ya había saboreado faenas y toros artesanos, que no artistas. Luís Bolívar, el torero de la casa, estuvo soberbio con Herrumboso, el ejemplar más pequeño de la desigual corrida. Ya se vio con las verónicas y delantales de recibo lo que podía dar de sí el negro entrepelao, que desarrolló sentido en el tercio de banderillas y se entregó por completo a la muleta de Bolívar. Se arrancó desde los medios el bravo victorino e inició el espada una faena con la mano derecha que fue a más. Lo probó por el izquierdo y le sacó naturales de mano baja. Olía ya a pólvora. Remató la faena con ayudados por bajo, mató de un estoconazo y se oyeron los primeros masclets, o más bien se descorcharon botellas de champagne, mientras el presidente concedía una merecida vuelta al ruedo al toro y dos orejas al matador. “Ya era hora, que estamos en la quinta!”, se oía por los tendidos.

Su segundo, de nombre Escrupuloso y 545 kilos –“sólo” 100 más que el anterior—se comportó en los lances de recibo. Lo sometió Bolívar con doblones por la derecha y siguió por ambos pitones dominando al toro y acompañándolo en la embestida. Lo mejor llegó con cinco naturales con cambio de mano que desató una ovación en los tendidos. El victorino fue a menos y resultó peligroso con la diestra, aunque Bolívar estuvo atento. El fallo de la espada enfrió una buena faena.

Los regalos fueron ayer para Antonio Ferrera que no celebraba ni su cumpleaños ni si santo, o al menos que nosotros sepamos. Excesiva fue la concesión de los dos apéndices de su segundo, el otro toro de vuelta al ruedo, y más tras un pinchazo en toda regla. Destacó Ferrera en banderillas con un par al quiebro con el que se ganó el favor de una eufórica afición, en contra de lo que venía sucediendo en días anteriores. A más fue el bravo y noble toro y a más fue el torero con muletazos ligados por los dos pitones, gustándose y gustando. Repito que fue excesivo el segundo pañuelo blanco.

Con su primero, de 490 kilos, el extremeño estuvo bien con el capote, con una larga de rodillas y verónicas de manos bajas, y volvió a destacar en banderillas, donde el toro realizó buenas arrancadas. Más brusco estuvo Bosanovo con la franela y a pesar de que el espada dejó buenos muletazos fue desconfiando de su oponente a medida que avanzaba la lidia. Media estocada tras un pinchazo dio muerte al albaserrada.

Ayer, más de uno hubiera votado por Victorino como ninot indultat si en Castellón hubiera fallas; pero aquí no hay fallas, ¡vaya, vaya!

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