7/10/2016

Crónica encierro Pedraza de Yeltes San Fermín 2016: La generosidad de dar la vida


Informa: Patricia Rodríguez
Foto: www.elpais.com


Pamplona perdió la sonrisa. Difícil en plenos sanfermines. Cuando la ciudad se aísla de la realidad para crear una paralela en blanco y rojo. El nudo en la garganta, la noche en vela, la mente alejada del cuerpo en las verbenas siguieron a una noticia que se produjo fuera de las fronteras de la vieja Iruña. En la víspera del cuarto encierro, de Pedraza de Yeltes, un hombre había perdido la vida en el ruedo. En el de otra plaza en otras fiestas, Teruel y las del Ángel, pero el mundo del toro no entiende de esos límites imaginarios, solo de sentimientos.

El torero Víctor Barrio ha sido uno más en la carrera de la ganadería salmantina, que debutaba esta mañana en la capital navarra. Él estaba en la cabeza y el corazón de los que se han metido en los 875 metros de recorrido. Al menos, de aquellos que lo hacen conscientes, como lo era él, de que el toro da y quita. Incluso la vida. Y aún así echan la pata palante’.

Hay que pensarlo mucho o, por el contrario, pensarlo muy poco para estar a las 8.00 horas sobre los adoquines, con los de Pedraza de Yeltes tomando la Cuesta de Santo Domingo. Tres han despuntado de la manada pero, diferentes caídas de los morlacos, han impedido la rotura de la misma. Dos astados han seguido en cabeza a gran velocidad en la zona del Ayuntamiento, donde el primero de ellos ha arrollado de forma violenta a un aficionado al hacerle la zancadilla con el pitón.

La torada se ha mantenido estirada por Mercaderes y al llegar a la curva uno de los líderes ha embestido a un mozo refugiado en las tablas, aunque ha podido refugiarse por la parte baja. Los seis ejemplares han permitido buenas carreras en Estafeta, hoy asestada de corredores, para agruparse en Telefónica. Allí, el 10 de julio de hace siete años, tuvo lugar la última cogida mortal en el encierro. No había nacido el torero segoviano cuando se produjo la última a un matador en una plaza de toros española. Cuando "Burlero" también le partió el corazón al "Yiyo". Tres jóvenes que vivieron y murieron por el toro.

Las flores que han recordado esta mañana a Daniel Gimeno en el poste número 66 del vallado han vuelto a poner de manifiesto que esto no es un juego. Los toros, por si aquello no era suficiente en día de crespón negro, han escenificado esa parte más cruda en el callejón con la cornada en el cuello a un aficionado valenciano. Así murió el corredor madrileño en 2009. Éste ha sido uno de los dos heridos por asta en la carrera de hoy, en la que se ha registrado un tiempo de 2’30”.

Una dura lección que debería venir aprendida para poder tomar parte de un festejo. No todos están dispuestos a jugársela al todo o nada por un arte que algunos consideran en vías de extinción. A vida y muerte. Hay que ser tremendamente generoso para eso. Hasta siempre, torero.

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