7/09/2016

Crónica encierro José Escolar San Fermín 2016: ¿‘Déjà vu’ en Santo Domingo?



Informa: Patricia Rodríguez
Foto: Diario de Navarra

Los toros son tan imprevisibles como la vida. Aunque hoy ha parecido que los de José Escolar seguían un guión, el mismo que en su primera comparecencia en Pamplona. Otro sábado. Entonces uno de los cárdenos se descolgó de la manada al salir de corrales para tirar hacia el lado contrario. Hoy, también.

“¡Esto es un déjà vu!”, se ha oído en Santo Domingo. Pero de eso nada. La situación no se repetía fruto de la imaginación ni por cosas de la mente. Había tenido lugar hace tan sólo un año. Escenas de pánico en los primeros metros de la cuesta, donde los mozos se agarraban a las tablas, como el que se agarra a la vida en ese último momento, aterrados por la posible reacción del de Escolar.

Mientras tanto, el resto de la manada, con cinco ejemplares, ha enfilado hermanada por Santo Domingo. Eso sí, echando miradas amenazantes a los corredores. Al llegar a la curva de Mercaderes un ejemplar ha caído y ha parado la carrera a otros dos. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la torada ha vuelto a recomponerse en esos primeros metros de Estafeta.

El paso de los cinco astados ha dejado numerosas caídas por el vial hasta que el primero ha llegado al ruedo a los 2’ 13”. Pero el encierro no ha terminado ahí. En el primer tramo, el descarriado de Escolar había sido rescatado por los bueyes y estaba haciendo de las suyas. Decisión arriesgada la de que dos minutos después el animal hiciera la carrera, ante la incredulidad de algunos.

La han sufrido en el tramo del Ayuntamiento y Mercaderes, con embestidas a la parte derecha e izquierda del vallado y varios arrollados en carrera. Por suerte, el animal ha enfilado Estafeta, donde se ha encontrado con los cabestros de cola, tomando gran velocidad sin hacer malos gestos. Los que sí han hecho algunos corredores, agarrando el animal en una mezcla de egoísmo y falta de respeto. Por fin José Escolar ha realizado la carrera con seis toros, aunque la decisión de no dejar el toro rezagado en corrales haya costado un tiempo de 4 minutos y las cornadas del día. 

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