Información y fotos: Patricia Rodríguez
Los cambios no siempre
son negativos. Para muestra la tarde de ayer en Onda, en la que se lidiaron
cuatro toros del encierro de Salvador Domecq que sustituyó al anunciado en
cartel. Difícil, casi imposible, es saber cómo se hubieran comportando los seis
titulares de Pereda y La Dehesilla, pero los de apellido Domecq ejercieron de 'salvadores' de los aficionados, dándoles razones para volver al ruedo tras dos jornadas de poco peso.
El que abrió plaza, de
pelaje castaño, se negó a actuar como se presupone de un segundón y efectuó una salida
electrizante hacia barrotes en la que se llevó por delante al rodador que lo
esperaba frente a la puerta. El incidente no pasó a mayores pero consiguió el
objetivo del animal, número 5 y guarismo 9, de ser el centro de atención del
respetable. El Salvador Domecq, de buena presencia, se arrancó con alegría a
los cites, repitiendo, y con un punto pillo a la rodada que dio más emoción a
su lidia, en la que incluso hizo el avión metiendo la cabeza en la chaqueta de “Guarda”
colocada a modo de muleta.
No quiso ser menos el
segundo, que también ofreció un buen juego tras su salida desde La Safona. El
astado, número 31 y guarismo 9, tuvo más movilidad que su hermano, visitando
también los terrenos de El Plà, pero perdió puntos en cuanto a presentación. La
ovación durante su exhibición llegó ya en el Raval de Sant Josep gracias al
viajazo que le ejecutó Dany Alonso, que repitió el gesto con el cuarto.
El tercero fue el más flojo de los cuatro toros exhibidos, aunque también cumplió. Lo templó Quique Otero
a su salida desde El Plà y, si bien respondió a los rodadores en el Raval, salía más suelto de las suertes. El último de la corrida de los astados gaditanos, negro y con número 36, realizó una buena salida y resultó noble durante su suelta, en la que Alcorcón le marcó el
quiebro a pelo y Oliva lo saltó a pies juntos.
Con un descanso de 15 minutos se encendieron las bolas a tres de los seis ejemplares de la carrera matinal, financiada por el Consell de Festes. Y con las emboladas llegaron las habituales peleas por sacar al toro del rabo. Hay cosas que, por desgracia, nunca cambian.
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