La arena que ayer cubría el recinto taurino de
Albalat dels Sorells rememoraba a la última que pisó José Cubero ‘El Yiyo’.
Tarde de aniversario luctuoso en el mundo del toro al recordar que otro 30 de
agosto el madrileño acrecentó con su vida la leyenda del llamado “cartel
maldito”. Aquel que una temporada antes se llevó a ‘Paquirri’ entre sus astas y
que amarró a una cadena de desgracias a cuantos formaron parte de él. A veces
parece que el destino haya sido escrito con renglones torcidos. Pero nadie dice
que no podamos enderezarlos o, al menos intentarlo, aunque sea haciéndolo sobre
una libreta de rayas.
Ejemplo de ese no querer salirse de la línea fue ayer la
Peña Taurina de Albalat dels Sorells como lo es ‘El Soro’, terna de la tarde de
Pozoblanco y que hace escasos meses anunció su vuelta a los ruedos tras
múltiples operaciones y una pierna biónica. Lejos de aquel ruedo cordobés pero vecino de l’Horta Nord, el de Foios es el vivo ejemplo de que querer es poder y
otros ‘topicazos’ con los que se le intenta poner a uno la cara roja cuando decide
echar la toalla o simplemente pasar. La vida es también cuestión de
prioridades.
Los peñistas abrieron ayer la tarde con 42 años de
toros a sus espaldas, otra escala para medir la vida, y habiendo salvado las
circunstancias de tener que cambiar a última hora dos de los cuatro ejemplares
anunciados en un cartel que terminará de desgranarse hoy. Víctor Nieto “Potis”
y Sergio “Tochín” se pusieron a la salida con el de Antonio Pérez de San
Fernando en un alimón deslucido y peligroso al echarse los dos rodadores y el
toro hacia la parte izquierda de la calle. No pasó a mayores pero, de buen
seguro, algún taurino de la vieja escuela pensó en ‘Yiyo’ desplegando su capote
28 años después. Gracias, torero, en ese caso.
El ‘apé’ de Don Antonio, como se conocía a estos
ejemplares por la unión de las iniciales del hierro, se quedó frente al tendido
de la peña taurina, donde los rodadores se aprovecharon de su nobleza a cuerpo
limpio y con las ‘temidas’ chaquetas. El de origen murubeño, que fue encerrado
poco más de diez minutos después de su salida de toril, se rompió el pitón a su
entrada a los envidiados chiqueros que posee el colectivo en los bajos de la
sede. Y de nuevo el sino, la mala suerte, Colmenar Viejo.
El segundo, de la ganadería Montalvo, sustituía a
uno de los dos Pérez Angoso que causaron baja al igual que sustituyó el matador de 21
años en su última corrida a Curro Romero. Se puso Adrián Devis frente al cajón para
recibir a “Vinoso”, que venía enseñado de casa. El toro charro hizo extraños al
entrar a las diferentes suertes que le ejecutaron y puso en serios apuros a un
aficionado. La hora de la merienda coincidió con la suelta de ganado de Peris,
que completó la tarde.
Los de la Peña Taurina seguirán haciendo caligrafía a
fin de escribir con buena letra en los “bous al carrer” de la localidad. La misma
que hacen en el colegio las niñas y niños del colectivo que ayer llenaban
balcones y cadafals ataviados con la camiseta identificativa. Verde. Esperanza que le arrebataron a ‘Yiyo’ en plena juventud y que, frente a los malos augurios y las continuas adversidades, mantiene ‘El Soro’ en su madurez. La que hoy necesita la fiesta.
Esa que nos hace tanta falta a todos.
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