5/16/2011

Crónica 2ª Almassora: ‘Diablito’ no responde a las expectativas creadas en los tendidos

Informa: Patricia Rodríguez

Había muchas esperanzas puestas en él. No en vano el nombre de Diablito, el número 30 del encierro de Javier Molina, lucía sólo en el cartel de la segunda de abono de Santa Quiteria. Pero el toro, tostado chorreado en verdugo, no tenía ganas de fiesta y se limitó a lucir palmito, que de eso sí tenía, en el recinto taurino.

Así, una hora más tarde de lo habitual en Almassora, en concreto a las 19.00 horas, el toro sevillano salía al ruedo de la plaza Mayor donde lo esperaba José Antonio El Bicho, chaqueta en mano. Minutos de tensión para el rodador local que despreció Diablito, que ni siquiera lo saludó por educación. Fue citado por varios rodadores a los que respondió con movimientos extraños y se fue de allí por peteneras.

Tras echar varios vistazos al recinto taurino el de Javier Molina se refugió en la zona del portal, donde se le vió embestir a los cites de los toreros de burladero y talanquera. Más de media hora después de su salida se metió en los chiqueros acompañado de la manada de bueyes que había salido en su busca sin rechistar. A continuación, se dio suelta a un toro de ganado y una vaca que hicieron disfrutar a los aficionados al mismo tiempo que prolongaron la tarde.

EMBOLADA // La jornada dominical concluyó con la embolada del sexto toro participante en el encierro, de color colorado castaño y marcado con el número 27 que llegó a Almassora en sustitución del malogrado Jaranero.

También hubo emboladas la noche del sábado pero éstas estuvieron pasadas por agua. Diez minutos después de la hora prevista, debido a la ausencia de la ambulancia por un accidente fuera del recinto, se le dio fuego a Floreado, número 23 de Javier Molina, al que Ismael sacó con buenas maneras del rabo y al que pocos salieron a ver a pie de calle debido al aguacero. A continuación, desde el mismo emplazamiento, se emboló a Koke-ton de Juan Pedro Domecq, ejerciendo de rabero César Palacios. Cerró el turno de emboladas el Hermanos Puerta cuando la Vila ya casi estaba desierta.

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