Informa:
Patricia Rodríguez
Foto: www.diariodenavarra.es
Cuando
el portón de los corrales ha echado esta mañana el cerrojo, en
muchos hogares han respirado aliviados. Ha sonado, a continuación,
una llamada tranquilizadora en todos los casos pero en mayor medida
en el caso de las familias de los heridos -un total de 14 pero
ninguno por asta de toro-. Un mensaje de WhatsApp en su defecto.
Algunos, con más suerte, han podido abrazar a los suyos tan solo
minutos más tarde.
El
gesto, da por finalizados los encierro de Pamplona de 2017. La
comunicación, por su parte, pone fin a días de angustia alrededor
de las 8.00 horas, cuando los suyos se han jugado la vida bajo el
capotico de San Fermín. Lo han hecho por última vez hoy, 14 de
julio. Y lo volverán hacer, o en eso piensan ya, a partir del 7 de
julio próximo.
El
recorrido del encierro era esta mañana la zona de Salidas de un
aeropuerto o un andén de cualquier estación. Aviones o trenes hacia
cualquier parte en los que también tenían billete los pastores
"Rastrojo" y "Chichipán" tras décadas con el
polo verde. Ellos han anunciado su retirada. No eran los únicos.
El
adiós a los sanfermines 2017 -porque a los sanfermines en general
nunca se les dice adiós- se hacía más especial al ser con el
hierro de Miura, que a la postre han encarnado la carrera más rápida
de la presente edición. Algunos, ya como un clásico que se repite
desde antaño, se han vestido de gala con americana. Y los de Lora
del Río les han respondido al detalle con nobleza en un encierro no
exento de tensión y peligro pero sin cogidas por asta.
Los
corredores de la Cuesta les han hecho la reverencia a los Miura nada
más salir de corrales. Y así, sintiéndose queridos y respetados,
los seis ejemplares han enfilado por Santo Domingo agrupados, con dos
por delante y cuatro por detrás. En Mercaderes, uno de ellos se ha
quedado descolgado unos metros del grupo para volver a unirse en la
curva.
Los
'miuras' han tomado Estafeta muy agrupados, dejando de lado a los
cabestros. El castaño ha ido abriendo calle en un juego de
colocaciones en las que los mozos han intentado probar suerte. “¡Qué
arte, señores, qué arte!”, les habrá gritado algún paisano de
haberlos visto.
Gracia
andaluza que por poco se convierte en tragedia en el tramo de
Telefónica. Pero lo cierto es que los toros sevillanos han perdonado
cornadas seguras y aseguradas en momentos como el registrado en el
vallado, cuando la manada ha arrollado, aprisionado e incluso
levantado al aire a un grupo de mozos arrinconados en las tablas de
la parte derecha.
No
menos angustia se ha vivido en el callejón, por donde los seis
Miuras han pasado cinco por delante y uno cerrando. A los 2' 10"
ya estaban dentro de los chiqueros. La tristeza del fin le daba la
espalda a la alegría de haber llegado hasta allí. No hay marcha
atrás para el “Pobre de mí”, pero el próximo 7 de julio tiene
ya los días contados.
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