12/18/2008

Visita a la ganadería de Victorino Martín: "En el reino de la A coronada"

Victorino Martín abrió las puertas de su ganadería a los alumnos del Curso de Periodismo Taurino.
De izquierda a derecha, Beatriz Gómez, Patricia Rodríguez y Ana García.


Informa: Patricia Rodríguez

Fotos: Carlos Gómez (novillero colombiano)


Pastar en Las Tiesas de Santa María es todo un privilegio, un honor. Así, más de uno quisiera ser toro --y más en los tiempos que corren--. Y no sólo para poder campear a sus anchas por las dehesas extremeñas entre encinas y olivos; sino porque vivir en Las Tiesas significa estar marcado a fuego con el hierro de la A Coronada, significa ser un Victorino.


Los Albaserrada, conscientes de ser los niños mimados de una de las casas ganaderas más emblemáticas del país, pasean por la dehesa como si nada, como si no fuera con ellos una fama ganada con el tesón y el esfuerzo de un ganadero sencillo, cercano, trabajador y para nada “paleto”, como se le conoce en algunos círculos.


En pleno mes de diciembre, las tierras de Portezuelo depositan el secreto mejor guardado de Victorino Martín padre e hijo de cara a la próxima temporada. La camada del 2009 aguarda paciente a conocer su destino y sus oponentes; mientras en los despachos se cierran contratos de gran envergadura con su nombre y en la prensa se divulgan las grandes citas de las que serán protagonistas.


Encastados, bonitos, muy en el tipo de la casa, de estos ejemplares dependerá, en gran medida, el desarrollo de una temporada que llega precedida por los éxitos de este hierro en 2008 en plazas como Madrid, Sevilla, Bilbao o San Sebastián.


De momento, Victorino afirma desconocer las corridas que enviará a las próximas citas; aunque teniendo a todos los ejemplares enfrente resulta inevitable no hacer apuestas. ¡Ese va a Madrid!, exclama uno de los alumnos del Curso de Periodismo Taurino, que se encuentran de visita por la finca atentos a los comentarios del legendario ganadero y a los movimientos de sus toros.


Más de uno insiste, desde el remolque, en aguantarles la mirada a sus vivaces ojos, una característica heredada de la rama Saltillo, con la intención de adivinar sus pensamientos e incluso las características que desarrollarán durante su lidia en la plaza. Pero los Victorinos no sueltan prenda, siguen a lo suyo, comen, se pelean, o se limitan a pasear tranquilos.


Quizá algunos sueñen con dar tardes de gloria a algún que otro matador o, por el contrario, saltar al ruedo en calidad de alimañas. Seguro que en la camada también hay toros mediáticos a los que les gustaría formar parte del mano a mano entre Morante de la Puebla y el Cid el 23 de abril en Sevilla o de la encerrona de este último en Las Ventas; y por que no, puede que otros pequen de impacientes, y suspiren por abrir temporada en el coso castellonense el 22 de marzo en una corrida-ritual para la afición valenciana. Y es que en la capital de La Plana Victorino es mucho Victorino; un cariño recíproco por parte del ganadero.


Es lo que tiene ponerse ante un Victorino. Los toros del de Galapagar han hecho saborear las mieles del éxito o la cruz a los 239 matadores que han tenido el valor de enfrentarse a ellos. Nombres como Dámaso Gómez, Ruiz Miguel, Ortega Cano o Dámaso González han quedado grabados en el recuerdo de ésta casa ganadera. Más recientemente, El Cid y Antonio Ferrera han sabido entenderse con los Victorinos.


Los inicios de la ganadería


“Baratero” ocupa un lugar privilegiado en el Museo de la finca. Y no es para menos. Marcado con el número 52, dio el salto a las grandes plazas a los Victorinos allá por el año 69 con una brillante actuación en el coso venteño que fue premiada con la vuelta al ruedo y dos orejas para Andrés Vázquez. El éxito o más bien, el reconocimiento llegaba justo 9 años después de que Victorino comprara el primer lote de la ganadería a precio de carne y tan sólo uno de su debut en Madrid. “Creo que me ha tocado la lotería”, confiesa entre bromas el ganadero.


Junto a éste cinco cabezas de toros indultados, otros con vuelta al ruedo y el mítico toro “Belador”, el único indultado hasta el momento en la plaza capitalina. Los trofeos se multiplican pero los Victorinos, agradecidos, afirman que los premios “no son lo más importante, hay que seguir luchando”. “Jugar y perder es divertido, ganar ya es la leche” apunta Victorino hijo dando muestra de su agudo sentido del humor.


Las dos generaciones ganaderas de la familia desprenden admiración mútua en sus miradas, en sus palabras. “Gracias a que una serie de ganaderos se apuntaron al carro del torismo tenemos el toro actual”, señala el hijo en un contundente halago hacia su progenitor, un hombre de campo que ha pisado la facultad en su época de estudiante de Veterinaria y también las plazas como novillero.


Victorino Martín Andrés comenzó su proyecto con una filosofía basada en la integridad del toro “en puntas, encastado, y con tamaño”. Se podría decir que él fue lo mismo que Belmonte al toreo; puesto que a los dos los acusaban de locos en sus inicios. Sin embargo, el de Galapagar no duda en afirmar que tras el boom del ladrillo la ganadería de bravo española pasó de estar de manos de “ganaderos a ganaduros”. “Cada vez se quiere menos la fiesta porque lo que todos queremos es el dinero”, apunta.


En este sentido, ambos transmiten desilusión al referirse al futuro de la fiesta. “Hace falta un toro con fiereza, casta, que transmita con muchos menos kilos. Como no cuidemos el toro esto va muy deprisa para abajo”, explica el ganadero; quién desata la polémica entre los aficionados tras apuntar que cuando se fue el Cordobés “la gente tardó a los 17 años en ir a los toros. Cuando se vaya José Tomás ya veremos lo que pasará”.


Una afirmación que resulta más bien curiosa tras escuchar de su boca que José Tomás, su tocayo, “nunca toreará una corrida mía”. Victorino tiene palabras duras al referirse a algunos toreros de la actualidad, de los que dice “son poco comprometidos” y es que los Victorinos defienden a ultranza la figura del toro “la fiesta es el toro y luego el torero; sin toro no hay fiesta”.

“Somos molestos, vamos contra el sistema y estamos aquí por afición” afirma Victorino hijo mientras su padre sonríe y asiente con la cabeza. ¡Benditos antisistema!

1 comentario:

Anónimo dijo...

wapass!