Amigos y colaboradores de la empresa Bou per la Vila se reunieron en el día de ayer en el complejo La Espuela, de l'Alcora, para apoyar a Alejandro Navarro durante la presentación del Anuario Taurino 2008.
La obra recoge, un año más, las mejores imágenes de los festejos taurinos de la provincia de Castellón, junto a sus respectivas crónicas y artículos de colaboración.
A posteriori, todos los asistentes pudieron disfrutar de una comida en el restaurante y de una divertida capea.
"Pequeñines sí, gracias"
(Patricia Rodríguez. Anuario Taurino Bou per la Vila 2008)
Me gusta llevar la contraria. Lo reconozco. ¡Qué le vamos a hacer! Así que para no perder la costumbre y discrepando con el lema de la famosa campaña publicitaria de “Pezqueñines no, gracias. Debes dejarlos crecer”, yo digo: Pequeñines sí, gracias.
Sin embargo, y según las informaciones publicadas en prensa recientemente, al Consell Valencià de Cultura (CVC) le debió gustar el eslogan del citado anuncio y parece que apuesta por aplicarlo a los menores en cuanto a festejos taurinos se refiere.
El informe del CVC sobre el maltrato de los animales aboga por evitar que los niños participen como espectadores en las plazas de toros y en festejos como los bous de carrer. Una propuesta que pretendería imitar a las medidas ya existentes en Cataluña y el País Vasco.
La institución autonómica, la misma que debe “velar por la defensa e intereses de los valores lingüísticos y culturales de la Comunitat”, parece que en este tema está velando por la defensa y los intereses de alguno de sus miembros, de conocido carácter antitaurino.
Si los toros son cultura no es entendible la propuesta de apartar a los niños de la fiesta tal y como se desprende del citado informe. En primer lugar, porque la decisión de que los menores acudan o no a los espectáculos taurinos la deben tomar sus padres y no una persona totalmente contraria a los mismos y, por tanto, no imparcial.
En nuestra provincia, la más taurina de España, es difícil crecer apartado del mundo del toro, tan unido a las fiestas de los municipios desde tiempos ancestrales. Precisamente esa proximidad nos ha dado la alternativa como aficionados a muchos de nosotros y por eso, no debemos permitir que se planteen medidas prohibitivas de este tipo.
Lo que sí es cierto es que los niños quieren toros. Y la prueba está, por ejemplo, en la proliferación de encierros infantiles, por los que han apostado Ayuntamientos y otras entidades, y en los que sin excepción se ha registrado una asistencia masiva.
Se está creando cantera pese a quién le pese. ¡Cómo me gusta llevar la contraria!
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